- Área: 370 m²
- Año: 2010
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Fotografías:Alejandro Peral
Descripción enviada por el equipo del proyecto. En un lote de 8,66 x 20,50 mts, en la calle Nicaragua, próximo a la plaza Armenia, barrio de Palermo, se nos encarga la reforma y ampliación de una casa para transformarla en local comercial. Luego de visitar la propiedad, detectamos que había tres datos muy concretos sobre los que debíamos reflexionar.
El primero, la propiedad existente, una casa chorizo de una planta con techo de bovedilla que conservaba parte de su arquitectura original. El segundo, el programa comercial, claramente definido como negocio de venta de muebles, telas y objetos de decoración. Por último, una empresa que quería hacerse conocer y posicionarse en un nuevo barrio.
Planteadas la consigna, empezamos a preguntarnos sobre cuál debía ser la mejor manera de intervenir sobre un edificio histórico, de valor arquitectónico dador de identidad. Aparecieron palabras como reutilización, reciclaje, restauración, puesta en valor, permanencia, temporalidad, ruptura, mímesis y fuimos encontrando la idea esencial del proyecto: todo aquello existente y que nos pareciera valioso, debía ser conservado y recuperado, respetando su carácter arquitectónico y simbólico original. Todo lo que se agregaría nuevo, debía tener un lenguaje contemporáneo siendo un claro reflejo de estos tiempos.
La idea era generar un contraste que funcionara de complemento y marco, a través del cual ambas partes adquirieran mayor valor por su carácter individual y contrapuesto. Además, este nuevo elemento debía ser muy expresivo ya que debía funcionar como “llamador” para el público. El edificio debía resultar llamativo y atractivo para que la gente lo viera y, aún sin conocer la marca, quisiera entrar y recorrerlo. En síntesis, podemos resumir el concepto en tres palabras: histórico, contemporáneo y expresivo.
En cuanto al programa, el edificio tiene 185 m2 de showroom, en planta baja y primer piso, 103 m2 de exposición de telas y 67 m2 de patio cubierto. Además, cuenta con un sector de servicios, bodega y sala de máquinas.
Del edificio existente se rescataron la fachada frontal, la del patio interior, la losa y el patio, elementos que fueron reformulados con una nueva propuesta funcional y espacial. En la fachada del frente se tuvo que ampliar una de las ventanas para ganar vitrina, a la del patio interior se le quitaron las carpinterías, quedando los huecos como pasos entre dos espacios cubiertos y la losa que hacía de cubierta ahora se transformaba en entrepiso.
Finalmente, el patio, fue una parte del proyecto sobre la que pusimos especial énfasis ya que queríamos retomar su riqueza pero al mismo tiempo, proponer algo diferente. Conservamos el vacío en contacto con el cielo pero se lo incorporó al espacio interior con un techo de vidrio y se agregó vegetación en forma de “pared viva”, cuya agua de riego escurre en un estanque y recircula completando el ciclo. A pesar de ser un espacio cubierto, la presencia del agua, la luz natural y el verde, nos proporciona un microclima y produce la oxigenación del aire.
Como elemento nuevo y haciendo alusión a la imagen de una “tela” cubriendo un objeto, construimos una placa que hace de cubierta exterior, cielorraso interior y baja en forma de patas, señalando el acceso y armando el estanque del patio.
El trabajo morfológico y lenguaje buscan reforzar esta idea de contraste entre lo anterior y lo nuevo, reconociendo por un lado, una geometría de ángulos rectos, aberturas con arcos de medio punto, abundante ornamentación, tectonicidad, protagonismo murario, oscuridad, colores pastel y por el otro, formas atípicas de ángulos diversos, grandes carpinterías, permeabilidad, transparencia y colorido. Esto a su vez, tendrá su impacto en la espacialidad y las sensaciones provocadas en el visitante. Frente a los espacios de proporciones horizontales, acotados, con ventanas tradicionales, que aportan contención, aparece un espacio muy vertical, bañado de luz natural, colonizado por tres objetos (la escalera y dos columnas redondas muy esbeltas) que potencian la escala y la sensación de pequeñez.
El tema de la iluminación fue estudiado para generar una atmósfera diáfana y conectada con el cielo, a través de la iluminación natural y un efecto más escenográfico, que potenciara los objetos expuestos y las vidrieras con la luz artificial. La primera fue trabajada principalmente de manera cenital, con una gran cubierta de vidrio sobre el vacío y cuatro lucarnas puntuales, en forma de conos que actúan de filtro y tamiz, generando una luz indirecta y más homogénea.